Mallorca en invierno: 3 meses viviendo en una isla que (si) tambien tiene off season 


Cuando la gente piensa en Mallorca, se imagina playas llenas, calor, fiestas, turistas por todos lados. Y sí, el verano mallorquín tiene esa vibra. Pero yo fui al revés del mundo: me fui a vivir a la isla por 3 meses, en pleno invierno europeo, con una de mis mejores amigas. Y fue una de esas experiencias que te cambian el ritmo… y un poco la cabeza también.

ESPAÑA
Mar Mediterráneo
EUROPA 39°37′00″ 
2023-2024





Spoiler: Mallorca en invierno es otra cosa. Más tranquila, más real, más local.
Y compartirlo con alguien con quien te entendés con una mirada, lo hace todavía más especial.

UNA iSLA SIN FILTROS (Y SIN MULTITUDES)



No fuimos por vacaciones ni por el verano perfecto. Fuimos a bajarle el volumen al año, a caminar sin
horarios, a charlar horas frente al mar y descubrir rincones sin apuro.
Y lo que encontramos fue una Mallorca más cruda, más simple, más viva. Esa que no está en los
reels virales ni en los folletos de agencia.
Sin turistas, sin filas para ver el atardecer, sin reservas imposibles. Solo calas vacías, bares con
gente local, y muchas caminatas con charlas eternas. Nos hicimos habitués de una panadería,
conocimos al verdulero por su nombre, y aprendimos a movernos como locales.

EL INVIERNO MALLORQUIN: FRESCO, PERO CON SOL


Sí, hacía fresco. Pero también sol todos los días. 
Nada que ver con esos inviernos grises que te apagan.

Durante el día andábamos con campera liviana, a veces en remera si pegaba el solcito. 
Las tardes eran de manta, charla y café con leche mirando el cielo ponerse rosa. Y los fines de semana, de
rutas entre montañas, mercados o escapadas improvisadas a algún pueblito perdido.



TE RECOMIENDO SÍ O SÍ ALQUILAR UN AUTO


Mallorca sin auto es linda, pero con auto es un sueño.
Tener movilidad te da libertad total: podés recorrer la isla a tu ritmo, sin depender de horarios ni
buses vacíos de temporada baja. Dimos la vuelta entera, parando donde queríamos, descubriendo calas escondidas y pueblos
mágicos.

Y sí, también comimos riquísimo
Una de las cosas que más disfrutamos fue descubrir lugares donde se come bien y sin tanto show

ALGUNOS DE NUESTROS SPOTS FAVORITOS


• Cala Deià
• Valldemossa y Sóller
• Fornalutx
• Cala Llombards y Cala s’Almunia
• Cap de Formentor
• Santanyí (mercado los sábados)
• Portocolom

PARA COMER Y CON ONDA:


• Ca’n Joan de S’Aigo (Palma) – ensaimadas y chocolate caliente que abrazan.
• Fornet de la Soca (Palma) – pastelería mallorquina posta.
• QuitaPenas (Valldemossa) – tapeo rico, cálido, simple.
• Celler Sa Premsa (Palma) – comida mallorquina, porciones generosas y ambiente auténtico.
• Es Guix (cerca de Lluc) – escondido entre montañas.
• Sa Llotja (Port de Sóller) – pescado fresco frente al mar.

Y PARA TAPEAR BIEN EN PALMA:


• Bar España – clásico, lleno de gente local, buena vibra y variedad.
• La Rosa Vermutería – tapas, vermut, decoración con onda.
• Vermutería La 5ta Puñeta – chiquita, distinta, muy auténtica.

¿Y LA VIDA NOCTURNA? 
TAMBIÉN TIENE SU ENCANTO


Aunque sea invierno, Palma no duerme. Si querés salir por la noche, hay varios spots con música
en vivo, tragos ricos y buena energía:

• Honky Tonk – bar con rock, música en vivo, onda súper relajada y gente de todos
lados.
• Kaelum – para tomar algo con vista y tragos bien preparados.
• La Movida – bar con deco vintage, buena música y tapas.
• Lórien – si sos más del plan cervezas artesanales y charla tranqui.

Lo que más nos gustó es que no hay necesidad de hacer mil planes. Salíamos, caminábamos por
el centro, y siempre encontrábamos algo. A veces bastaba con pedir un vino en la barra de un barcito
escondido y quedarnos ahí horas charlando con alguien que acabábamos de conocer.

LO QUE ME DEJÓ ESTE VIAJE


Me di cuenta de que no hace falta estar en temporada alta para vivir algo que te marque.
Que viajar no siempre tiene que ser correr, hacer checklists y tachar lugares.
Que compartir lo simple con una amiga puede ser el mejor plan.
Y que las islas también sanan en invierno, cuando están más vacías, más reales… más ellas.

LO VOLVERÍA A HACER? SIN PENSARLO


Mallorca en invierno fue pausa, fue conexión, fue un paréntesis hermoso
entre años caóticos donde viaje muchísimo.
Y tener a alguien al lado con quien compartir todo eso, fue la mejor parte del viaje. 
Espero que pronto Ro me invite de vuelta.